Julio Cortázar
Nace en Bruselas, Bélgica, de padres argentinos, el 26 de agosto de 1914. Cuatro años después viaja a la Argentina. Su familia se instala en Banfield.
Lee a Poe, Montaigne, policiales, pero a los 17 años es profundamente influenciado por "Opio", una obra del escritor francés Jean Cocteau. Se interesa por el vanguardismo.
Título de "maestro" y "Profesor en Letras de la Escuela Normal Mariano Acosta". Ejerce la docencia en el secundario y universitario. En este último dicta Literatura Francesa.
Influencia kafkiana: en 1950 escribe "El examen", que se publica recién en 1986.
En 1951 obtiene una beca para estudiar en París. Es traductor de la UNESCO.
En 1962, viaja a Cuba para apoyar la Revolución y en 1970 a Chile, cuando asume Salvador Allende.
En 1953 se casa con la traductora argentina Aurora Bernárdez, en 1971 con Ugné Karcelis y en 1981 con Carol Dunlop, con quien escribe Los autonautas de la cosmopista en 1983.
Francois Miterrand le otorga en 1981 la nacionalidad francesa.
Muere en París, el 12 de febrero de 1984.
Característica de su obra
La crítica coincide en que su obra es "una metáfora de la existencia humana".
Reconoce la influencia de Borges y de Roberto Arlt.
Sus novelas no instalan al personaje en una situación, sino que instalan una situación en el personaje.
La invención y la fantasía son dos elementos importantes, son métodos para superar la alienación y para restablecer la libertad de creación.
Lo fantástico irrumpe en la vida cotidiana y se enfrenta a los protagonistas y los derrota.
Al sentirse descubiertos, los personajes (de "Bestiario") ven fracturada su interioridad y se sienten acosados por ella bajo la forma animal que la representa o simboliza.
Al igual que Quiroga, Cortázar cree que la situación narrativa debe nacer y darse dentro de la "esfera", sin que los límites del relato se vean trazados, trabajando desde el interior hacia el exterior, importa más el cómo se cuenta que el qué se cuenta.
El elemento onírico es una constante de muchos de sus cuentos.
La preocupación por el Tiempo, en Cortázar, es la de los surrealistas; un rechazo de la cronología, cuyo paso marca el reloj.
De Borges aprende la economía, el escribir en forma ceñida, eliminando todo lo superfluo.
Cortázar es un "cronopio": un bohemio que goza de la vida con candor e intensidad. No le interesa el dinero. Vive feliz con sus manías y con su arte. Su clave es reírse con seriedad y romper estructuras hechas, para ser un hombre nuevo.
La narrativa cortaziana tiene múltiples matices. En sus relatos aparece la combinación de lo fantástico y lo monstruoso; lo metafísico y lo absurdo y, por lo general, una alegoría sobre la existencia humana.
En muchos de sus textos subyace la influencia de la literatura fantástica y surrealista, enriquecida por una sintaxis complicada, un uso particular del lenguaje y una gran erudición.
Los Espacios
Utiliza los espacios cerrados como escenarios de lo monstruoso, siniestro o fantástico.
El espacio cerrado por excelencia es la casa, aunque también lo constituyen barrios y ciudades donde los personajes viajan generalmente en forma circular.
En algunos momentos, Cortázar juega con los espacios contiguos o lindantes que representa el acecho de otro mundo que puede invadirlo todo.
En esas geografías transitan personajes humanos y elementos fantásticos entre la normalidad y lo anómalo.
Algunos Símbolos (análisis en "Casa Tomada" )
La noche también es símbolo de lo desconocido, de lo indeterminado, y, al mismo tiempo, de la gestación de una nueva vida.
La maciza puerta de roble del interior los aísla del "otro lado de la casa", es la guardiana de todos los recuerdos de los antepasados. Es la tradición familiar que continúa gobernándolos. El roble indica solidez, potencia, longevidad, fuerza moral y física. Simboliza el pasado familiar. No en vano, el narrador, al oír el primer ruido, dice: "Me tiré contra la puerta antes de que fuera demasiado tarde, la cerré de golpe apoyando el cuerpo; felizmente la llave estaba puesta de nuestro lado y además corrí el gran cerrojo para más seguridad". Inicia pues, su lucha contra el orden establecido por la tradición familiar.
Tejer es crear formas nuevas. Lo único que cambia en la casa, donde el tiempo parece detenido. Es sentir que se vive. Continuo sufrimiento anterior: Penélope. El tejido es lo único que les pertenece. Los personajes viven en el pasado. Al final, irene suelta el tejido sin mirarlo, porque ya no lo necesita. Ahora es libre.
Irene, en griego significa "paz".
El "extraño sonido"es oído por primera vez por el narrador, símbolo de un mandato interior, liberarse de ese lugar que le ha impedido elegir su camino en la vida. También símbolo de la insatisfacción ante las cosas dadas.
La puerta cancel - verja, enrejado que sirve de puerta - es la invitación a la libertad. Es la frontera entre lo conocido - la casa .- y lo desconocido; el paso de la muerte a la liberación. El temor a lo desconocido hace que Irene llore.
"...cerré de un golpe la puerta cancel..." el golpe que propicia un nacimiento ("... estábamos con lo puesto...")
la llave , resolución irrevocable. Los hermanos demuelen espiritualmente la casa.
Los hechos transcurren en una casa profunda y silenciosa, espaciosa y antigua, especie de laberinto donde pueden vivir "ocho personas sin estorbarse".
Tácito miedo a la muerte es lo que les impide volver a la parte tomada.
El "flaneur"
Importancia del acto de "deambular". En "Rayuela", sólo encuentra a La Maga cuando se deja llevar sin rumbo fijo. (Como en Joyce).
Frente al concepto burgués de "ir de la casa al trabajo y..." se opone el tema del "flaneur". (Rimbaud, Baudelaire).
El flaneur no tiene punto fijo, es un trasumante.
Movilidad es inquietud; inquietud es viaje; viaje es Odisea, errar por todo el tiempo, vagabundeo permanente.
Las caminatas van ampliando círculos, el movimiento corporal acelera el de la mente. Puede terminar en el mar (como Joyce).
Se trata de abandonar laberintos, de salir.
Lo "kafkiano"
Se aplica en la vida cotidiana para calificar situaciones en donde la persona se siente perdida, a veces, en una infraestructura burocrática de pasos y trámites que no se sabe a dónde conducen y para qué, pero que no se pueden dejar de cumplir. Kafka, para clarificar este asunto, utiliza la hipérbole.
TP para "La Metamorfosis" de Kafka.
1. La transformación del personaje provoca una transformación de los miembros de la familia, relaciones afectivas, entre ellos y la relación con el mundo exterior. ¿Cómo se manifiesta todo esto?.
2. ¿Qué cambios se producen en el funcionamiento doméstico?.
3. La figura del "padre" es fundamental en toda la obra ¿qué figura del padre compone el autor?.
4. Señalar rasgos humanos que conserva Gregorio hasta el final (situaciones).
5. ¿qué incidencia tiene en el relato la 1ra. Pers. Protagonista? ¿aparece también la 3ª.?
6. Analiza los temas de la incomunicación, la soledad, el rechazo social, la incomprensión, la liberación, la evasión, la muerte, el amor o des-amor.
7. ¿Cuál es la personalidad de Gregorio?, ¿se manifiesta tal cual era antes de la transformación?.
jueves, 31 de mayo de 2012
viernes, 28 de mayo de 2010
La inmiscusión terrupta
Como no le melga que la contradigan, la señora Fifa se acerca a la Tota y ahí nomás le flamenca la cara de un rotundo mofo. Pero la Tota no es inane y de vuelta le arremulga tal acario en pleno tripolio que se lo ladea hasta el copo.
-¡Asquerosa!- brama la señora Fifa, tratando de sonsonarse el ayelmado tripolio que ademenos es de satén rosa. Revoleando una mazoca más bien prolapsa, contracarga a la crimea y consigue marivolarle un suño a la Tota que se desporrona en diagonía y por un momento horadra el raire con sus abroncojantes bocinomias. Por segunda vez se le arrumba un mofo sin merma a flamencarle las mecochas, pero nadie le ha desmunido el encuadre a la Tota sin tener que alanchufarse su contragofia, y así pasa que la señora Fifa contrae una plica de miercolanas a media resma y cuatro peticuras de esas que no te dan tiempo al vocifugio, y en eso están arremulgándose de isa y de vuelta cuando se ve precivenir al doctor Feta que se inmoluye inclótumo entre las gladiofantas.
-¡Payahás, payahás!- crona el elegantiorun, sujetirando de las desmecrenzas empebufantes. No ha terminado de halar cuando ya le están manocrujiendo el fano, las colotas, el rijo enjuto y las nalcunias, mofo que arriba y suño al medio y dos miercolanas que para qué.
-¿Te dás cuenta?- sinterruge la señora Fifa.
-¡El muy cornaputo!- vociflama la Tota.
Y ahí nomás se recompalmean y fraternulian como si no se hubieran estado polichantando más de cuatro cafotos en plena tetamancia; son así las totifas y las fitotas, mejor es no terruptarlas porque te desmunen el persiglotio y se quedan tan plopas.
(en Historias de Cronopios y de Famas)
-¡Asquerosa!- brama la señora Fifa, tratando de sonsonarse el ayelmado tripolio que ademenos es de satén rosa. Revoleando una mazoca más bien prolapsa, contracarga a la crimea y consigue marivolarle un suño a la Tota que se desporrona en diagonía y por un momento horadra el raire con sus abroncojantes bocinomias. Por segunda vez se le arrumba un mofo sin merma a flamencarle las mecochas, pero nadie le ha desmunido el encuadre a la Tota sin tener que alanchufarse su contragofia, y así pasa que la señora Fifa contrae una plica de miercolanas a media resma y cuatro peticuras de esas que no te dan tiempo al vocifugio, y en eso están arremulgándose de isa y de vuelta cuando se ve precivenir al doctor Feta que se inmoluye inclótumo entre las gladiofantas.
-¡Payahás, payahás!- crona el elegantiorun, sujetirando de las desmecrenzas empebufantes. No ha terminado de halar cuando ya le están manocrujiendo el fano, las colotas, el rijo enjuto y las nalcunias, mofo que arriba y suño al medio y dos miercolanas que para qué.
-¿Te dás cuenta?- sinterruge la señora Fifa.
-¡El muy cornaputo!- vociflama la Tota.
Y ahí nomás se recompalmean y fraternulian como si no se hubieran estado polichantando más de cuatro cafotos en plena tetamancia; son así las totifas y las fitotas, mejor es no terruptarlas porque te desmunen el persiglotio y se quedan tan plopas.
(en Historias de Cronopios y de Famas)
Cortísimo metraje
Automovilista en vacaciones recorre las montañas del centro de Francia, se aburre lejos de la ciudad y de la vida nocturna. Muchacha le hace el gesto usual del auto-stop, tímidamente pregunta si dirección Beaune o Tournus. En la carretera unas palabras, hermoso perfil moreno que pocas veces pleno rostro, lacónicamente a las preguntas del que ahora, mirando los muslos desnudos contra el asiento rojo. Al término de un viraje el auto sale de la carretera y se pierde en lo más espeso. De reojo sintiendo cómo cruza las manos sobre la minifalda mientras el terror crece poco a poco. Bajo los árboles una profunda gruta vegetal donde se podrá, salta del auto, la otra portezuela y brutalmente por los hombros. La muchacha lo mira como si no, se deja bajar del auto sabiendo que en la soledad del bosque. Cuando la mano por la cintura para arrastrarla entre los árboles, pistola del bolso y a la sien. Después billetera, verifica bien llena, de paso roba el auto que abandonará algunos kilómetros más lejos sin dejar la menor impresión digital porque en este oficio no ha que descuidarse.
(en Historia de Cronopios y de Famas)
(en Historia de Cronopios y de Famas)
Historia verídica
A un señor se le caen al suelo los anteojos, que hacen un ruido terrible al chocar con las baldosas. El señor se agacha afligidísimo porque los cristales de anteojos cuestan muy caro, pero descubre, con asombro, que, por milagro, no se le han roto.
Ahora, este señor se siente profundamente agradecido y comprende que lo ocurrido vale por una advertencia amistosa, de modo que se encamina a una casa de óptica y adquiere, en seguida, un estuche de cuero almohadillado doble protección, a fin de curarse en salud. Una hora más tarde se le cae el estuche y, al agacharse, sin mayor inquietud, descubre que los anteojos se han hecho polvo. A este señor le lleva un rato comprender que los designios de la Providencia son inescrutables y que, en realidad, el milagro ha ocurrido ahora.
(en Historias de Cronopios y de Famas)
Ahora, este señor se siente profundamente agradecido y comprende que lo ocurrido vale por una advertencia amistosa, de modo que se encamina a una casa de óptica y adquiere, en seguida, un estuche de cuero almohadillado doble protección, a fin de curarse en salud. Una hora más tarde se le cae el estuche y, al agacharse, sin mayor inquietud, descubre que los anteojos se han hecho polvo. A este señor le lleva un rato comprender que los designios de la Providencia son inescrutables y que, en realidad, el milagro ha ocurrido ahora.
(en Historias de Cronopios y de Famas)
El diario a diario
Un señor toma el tranvía después de comprar el diario y ponérselo bajo el brazo. Media hora más tarde desciende con el mismo diario bajo el mismo brazo.
Pero ya no es el mismo diario, ahora es un montón de hojas impresas que el señor abandona en un banco de la plaza.
Apenas queda solo en el banco, el montón de hojas impresas se convierte otra vez en un diario, hasta que un muchacho lo ve, lo lee y lo deja convertido en un montón de hojas impresas.
Apenas queda solo en el banco, el montón de hojas impresas se convierte otra vez en un diario, hasta que una anciana lo encuentra, lo lee y lo deja convertido en un montón de hojas impresas. Luego se lo lleva a su casa y, en el camino, lo usa para empaquetar medio kilo de acelgas, que es para lo que sirven los diarios después de estas excitantes metamorfosis.
(en Historias de Cronopios y de Famas)
Pero ya no es el mismo diario, ahora es un montón de hojas impresas que el señor abandona en un banco de la plaza.
Apenas queda solo en el banco, el montón de hojas impresas se convierte otra vez en un diario, hasta que un muchacho lo ve, lo lee y lo deja convertido en un montón de hojas impresas.
Apenas queda solo en el banco, el montón de hojas impresas se convierte otra vez en un diario, hasta que una anciana lo encuentra, lo lee y lo deja convertido en un montón de hojas impresas. Luego se lo lleva a su casa y, en el camino, lo usa para empaquetar medio kilo de acelgas, que es para lo que sirven los diarios después de estas excitantes metamorfosis.
(en Historias de Cronopios y de Famas)
Instrucciones para subir una escalera
Nadie habrá dejado de observar que con frecuencia el suelo se pliega de manera tal que una parte sube en ángulo recto con el plano del suelo, y luego la parte siguiente se coloca paralela a este plano, para dar paso a una nueva perpendicular, conducta que se repite en espiral o en línea quebrada hasta alturas sumamente variables. Agachándose y poniendo la mano izquierda en una de las partes verticales, y la derecha en la horizontal correspondiente, se está en posesión momentánea de un peldaño o escalón. Cada uno de estos peldaños, formados como se ve por dos elementos, se sitúa un tanto más arriba y adelante que el anterior, principio que da sentido a la escalera, ya que cualquiera otra combinación producirá formas quizá más bellas o pintorescas, pero incapaces de trasladar de una planta baja a un primer piso.
Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie).
Llegando en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.
(en Historias de Cronopios y de Famas)
Las escaleras se suben de frente, pues hacia atrás o de costado resultan particularmente incómodas. La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto que los ojos dejen de ver los peldaños inmediatamente superiores al que se pisa, y respirando lenta y regularmente. Para subir una escalera se comienza por levantar esa parte del cuerpo situada a la derecha abajo, envuelta casi siempre en cuero o gamuza, y que salvo excepciones cabe exactamente en el escalón. Puesta en el primer peldaño dicha parte, que para abreviar llamaremos pie, se recoge la parte equivalente de la izquierda (también llamada pie, pero que no ha de confundirse con el pie antes citado), y llevándola a la altura del pie, se le hace seguir hasta colocarla en el segundo peldaño, con lo cual en éste descansará el pie, y en el primero descansará el pie. (Los primeros peldaños son siempre los más difíciles, hasta adquirir la coordinación necesaria. La coincidencia de nombre entre el pie y el pie hace difícil la explicación. Cuídese especialmente de no levantar al mismo tiempo el pie y el pie).
Llegando en esta forma al segundo peldaño, basta repetir alternadamente los movimientos hasta encontrarse con el final de la escalera. Se sale de ella fácilmente, con un ligero golpe de talón que la fija en su sitio, del que no se moverá hasta el momento del descenso.
(en Historias de Cronopios y de Famas)
Instrucciones para dar cuerda al reloj
Allá al fondo está la muerte, pero no tenga miedo. Sujete el reloj con una mano, tome con dos dedos la llave de la cuerda, remóntela suavemente. Ahora se abre otro plazo, los árboles despliegan sus hojas, las barcas corren regatas, el tiempo como un abanico se va llenando de sí mismo y de él brotan el aire, las brisas de la tierra, la sombra de una mujer, el perfume del pan. ¿Qué más quiere, qué más quiere? Átelo pronto a su muñeca, déjelo latir en libertad, imítelo anhelante. El miedo herrumbra las áncoras, cada cosa que pudo alcanzarse y fue olvidada va corroyendo las venas del reloj, gangrenando la fría sangre de sus rubíes. Y allá en el fondo está la muerte si no corremos y llegamos antes y comprendemos que ya no importa.
(en Historias de Cronopios y de Famas)
(en Historias de Cronopios y de Famas)
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